martes, 22 de abril de 2008

Cine trillado por Cicco

Por consejo de mi colega-amigo Javier Barba me sumergí en las crónicas de un interesantisimo personaje llamado Cicco, autor del libro Yo fui un pornstar y abanderado de un género pariente del Nuevo Periodismo, el Periodismo Border.

A continuación les paso una columna que escribio para el sitio http://www.hipercrítico.com/

14 razones para destruir un cine

Por: Cicco. Algo malo pasa con el cine convencional para que exista un Festival de Cine Independiente y tenga tanto éxito. Es un fenómeno único, irrepetible, incontrastable, pues si algo anduviera mal, supóngase, con las medialunas de grasa, con los culos, con las fellatios, con la grande de napolitana, ya existiría un festival independiente dispuesto para subsanar errores y equilibrar la cosa.
Pero el asunto es con el cine. La gente está cansada de que siempre gane Bruce Willis. De que Rambo no muera nunca. De que James Bond se levante tantas minas y no comparta con los amigos. Pero hay 14 cosas que no toleraremos más. La lista de atrocidades que brindaremos a continuación está tipificada dentro del código penal cinematográfico. Son consideradas estafa pública y uno se encuentra en todo su derecho a incendiar el cine o amputarle la pierna al acomodador y servirla en sanguchitos en una fiesta de casamiento.
* Cuando la pareja se besa y hay un hogar con leños ardiendo, o un parque, o el cielo celeste o música de violines. O cualquier otra pavada que denote que están enamorados y que lo que menos les interesa a esta pareja es culear.


* Cuando todos los actores son empalagosamente cool, sufren livianamente como metrosexuales, y cada vez que reciben un disparo, en lugar de charcos de sangre, dibujan logos de reconocidas marcas internacionales.


* Cuando el asesino aparece puntualmente 10 segundos después del gato.


* Cuando aparece una chica de espléndidas lolas como palomas de mago y la matan antes de que tenga oportunidad de mostrarlas.


* Cuando al personaje le quitan una bala con una pinza en un sucio cuarto de hotel, y mientras se la sacan bebe whisky del pico de la botella, se la aguanta a lo macho y jamás se le infecta, al muy forro.


* Cuando va a ver una comedia y no sólo no se ríe nunca sino que sale del cine con la sensación de que quiere arrojarse rápidamente debajo del ferrocarril Roca.


* Cuando el malo, al final, era el amigo que tenía la mayor cara de boludo del planeta.


* Cuando las películas duran innecesariamente tres horas y siente que el director juzga que usted es un tarado mental con mucho tiempo para perder.


* Cuando un grupo de amigos salen a una casa quinta de fin de semana y la única justificación que tiene el 99% de ellos en la historia es que, en pocos minutos, un loco va a achurarlos salvajemente para que usted sublime sus miedos y su hambre de parrillada.


* Cuando el héroe se pone en cuero y le brillan los pectorales y los bíceps con una rara mezcla de carbón y vaselina.


* Cuando el héroe mantiene un humor estúpido especialmente cuando va a involucrarse en una situación donde corre peligro su vida, un escenario ante el cual usted lloraría amargamente y se arrojaría en brazos de su mamá.


* Cuando el productor, que sólo pone la plata, curra durante años publicitando: “De los productores de ‘Volver al futuro II’” y produce un bofe tras otro, con un éxito arrollador e irresistible, que usted termina devorando como pelele.


* Cuando le anuncian en los afiches que el héroe enfrenta un peligro que pone en juego a la humanidad, o debe desafiar una diabólica amenaza de otro mundo, y termina siendo un conflicto de la misma envergadura de una gastritis.


* Cuando los actores hacen el mismo papel de siempre, una y otra vez, para que los sienta parte de su familia y los sustituya por su miserable familia biológica. Morgan Freeman es el viejo sabio. Jack Nicholson es el loquito. Y Angelina Jolie es la que se la pone dura al protagonista y lo hace cometer toda clase de imprudencias que lo llevan al borde de la muerte, la cirrosis y alguna enfermedad venérea.
Como habrá visto, el mejor formato para disfrutar del cine hoy en día es el de los avances: tres minutos de adrenalina, tensión y dramatismo, relatados por un hombre de voz envolvente y atronadora. Tres minutos que, por regla general, tienen el mismo efecto que una chica en el boliche: muy bonitas, es cierto, pero, por amor de Dios, absténgase de conocer la historia completa







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